Santa Cruz de Tenerife visto desde Salud Alto |
Estimado lector, en esta entrega
quisiera aportar luces, desde mi punto de vista, con respecto a este tema que
puede resultar muy controvertido en el contenido, ya que este no se rige a una fórmula matemática
o técnica especial en pronunciar palabras mágicas para acceder a todas las realizaciones de nuestros deseos o ver cubiertas nuestras necesidades mediante
una petición de ayuda adecuada y
gramaticalmente estructurada. Esta “ayuda”
no viene así. Las leyes del Universo
son explícitas en ese sentido.
Para empezar partimos de la idea
que ya lo tienes todo, solo debes
entrar en ese gran océano de tus posibilidades y recrearte en la contemplación
de tu propia abundancia. Un Curso de Milagros en su Capítulo 4 dice:
“Sólo
aquellos que tienen una sensación real y duradera de abundancia pueden ser
verdaderamente caritativos.” y en el Capitulo 28 nos recuerda que “La
puerta está abierta para que todos aquellos que no quieran seguir hambrientos y
deseen gozar del festín de abundancia que allí se les ha preparado
puedan entrar.”
Llevar este fundamento al plano
experiencial conlleva con certeza inequívoca a resultados satisfactorios. Para
ello, y con el propósito de lograr ese cambio, se debe ser consecuente con lo
que se piensa, con lo que se dice y con lo que se hace. (Pensamiento, palabra y acción). Desde el propio pensamiento
comienza la corrección de lo que dices, que a su vez conecta con la acción (Verbo es acción). En el Libro de ejercicios y lección 16 de nuestras enseñanzas hace la siguiente reflexión: “Cada
pensamiento que tienes contribuye a la verdad o a la ilusión: o bien extiende
la verdad o bien multiplica las ilusiones. Ciertamente puedes multiplicar lo
que no es nada, pero no por ello lo estarás extendiendo.”
Pedir a Dios desde un pensamiento
de carencia de algo que crees que no tienes es reforzar aún más la escasez de
lo que anhelas, recuerda que Dios nunca se negará a nada y si tu
petición de ayuda estriba en el pensamiento profundo de querer, necesitar,
desear, etcétera; entonces tu petición será concedida justo hacia esa línea de manera exponencial,
y seguirás queriendo, necesitando, deseando con mayor fuerza. (UCDM T 9 II 1) “Todo aquel que haya tratado
alguna vez de usar la oración para pedir algo
ha experimentado lo que aparentemente es un fracaso.”
La solución al dilema de CÓMO PEDIR AYUDA A DIOS tiene que pasar
por la óptica de una correcta percepción de tu propia forma de pensar que solo
se logra apartándote de la visión del mundo y convirtiéndote en un observador
desde lo más profundo de tu Ser. Tu
petición es el reclamo de lo que te
pertenece y nunca has dejado de tener.
Para finalizar esta entrega me
remito a una reseña de Un Curso de Milagros que dice: “Solamente tú puedes privarte a ti mismo de
la verdad. Dios, no obstante, no te negará la Respuesta que Él dio. Pide, pues,
lo que es tuyo, lo cual no es obra tuya, y no te defiendas contra la verdad. Tú
ocasionaste el problema que Dios ha resuelto. Por lo tanto, hazte únicamente
esta simple pregunta:
¿Deseo el problema o la solución?
Decídete por la solución y la
tendrás, pues la verás como es y que ya dispones de ella.”
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Este articulo también esta en: Revista Venezolana.com
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